Día Internacional de la Tierra: un compromiso impostergable

El “Día Internacional de la Tierra», se conmemora el 22 de abril, desde 1970 se estableció como una respuesta ciudadana ante la creciente preocupación por los efectos nocivos del desarrollo industrial, la contaminación ambiental y la pérdida acelerada de la biodiversidad.
*Por Martín Galli
Más de cinco décadas después, el panorama lejos de haber mejorado, se agravó de manera alarmante, por lo que esta jornada ya no puede ser vista sólo como una efeméride ambiental, sino que debe asumirse como una llamada urgente a la conciencia colectiva y a la acción.
El planeta está atravesando una crisis ambiental de dimensiones históricas. El calentamiento global provocado por la acumulación de gases de efecto invernadero, alteró los patrones climáticos de forma irreversible. Las olas de calor extremo, las sequías prolongadas, las inundaciones y los incendios forestales son síntomas visibles de un sistema en desequilibrio. A esto se suman la contaminación de los océanos, la deforestación masiva y la alarmante tasa de extinción de especies.
No obstante, año tras año, la conmemoración de este día corre el riesgo de transformarse en un acto meramente simbólico. Discursos bien intencionados, campañas institucionales o actividades escolares suelen revestirse de un tono optimista que muchas veces disfraza la gravedad de la situación. Y si bien, toda acción educativa y comunicativa es necesaria, también es indispensable reconocer que el problema exige mucho más que gestos aislados o compromisos parciales. Requiere una transformación estructural, profunda y sostenida de nuestras formas de vida, nuestros modelos de desarrollo y nuestros sistemas de producción y consumo.
En este contexto, El Salvaje Chacras Marítimas, primer proyecto ambientalmente sustentable de la Costa Atlántica, se compromete con el desarrollo de un futuro mejor. Es por ello que se asienta en el compromiso con el medio ambiente, sustentado en tres pilares: baja densidad poblacional, localización fuera de las áreas de dunas móviles y preservación de las geoformas de las superficies. Entre sus prácticas delimitan la demanda de recursos naturales, garantizan la provisión de agua para futuras generaciones y cuentan con programas de aplicación de energías sustentables y separación de residuos, habiendo obtenido la Declaratoria de Impacto Ambiental otorgada por la Oficina Provincial de Desarrollo Sostenible (OPDS) en la provincia de Buenos Aires.
Por estas razones, el Día de la Tierra debe servir no solo como una oportunidad para rendir homenaje al planeta, sino sobre todo como un espacio de reflexión crítica sobre nuestro papel dentro del entramado de la vida. Somos la única especie capaz de alterar a gran escala los equilibrios naturales, pero también somos la única con la capacidad -y la responsabilidad moral- de revertir el daño causado.
Debemos asumir esta fecha como una oportunidad de reflexión sobre nuestras decisiones individuales y colectivas; y para fortalecer nuestro compromiso hacia la construcción de un futuro más justo, equilibrado y sostenible. En este proceso, la educación ambiental desempeña un papel fundamental, cultivando una ciudadanía global consciente, empática y comprometida con la preservación del planeta. La Tierra no puede seguir esperando que las próximas generaciones solucionen los problemas que hoy estamos dejando sin resolver. Es tiempo de asumir nuestra responsabilidad en la crisis ambiental y de trabajar, en conjunto, por una relación armónica con la naturaleza.
Por Martín Galli, socio fundador de El Salvaje, Chacras Marítimas