Cabo Verde, la isla africana donde el verano nunca se va
A unos 600 kilómetros de las costas de Senegal, en pleno Océano Atlántico, existe un archipiélago que parece vivir fuera del calendario. Cabo Verde no tiene estaciones: tiene sol. Y lo entrega con generosidad los 365 días del año.
Este conjunto de nueve islas habitadas sorprende con playas de arena blanca interminables, agua turquesa y temperaturas que coquetean con los 30 °C todo el año. Nada de shocks térmicos: aquí la diferencia entre el día y la noche es mínima y el clima, suave y seco, le ha valido el apodo de “las islas del verano eterno” .
La humedad ronda entre el 40% y 60% y las lluvias no suelen molestar, salvo entre julio y octubre, cuando aparece una ventaja inesperada: el viento que llega con las precipitaciones convierte a muchas playas en un paraíso para surfistas.
¿Quieres playa tranquila? Entonces vas a estar feliz de saber que la temperatura del agua se mantiene entre los 23 °C y 26 °C durante todo el año. Pero si lo tuyo es la tabla y la adrenalina, el mejor momento para viajar es entre julio y octubre, cuando el calor aprieta y las olas también.
Cabo Verde es uno de esos destinos que no hace falta explicar demasiado: alcanza con verlo. Es accesible, tiene paisajes que enamoran y un clima que invita a dejar el abrigo olvidado en casa. Ideal para quienes quieren verano… incluso en pleno invierno.