El sorprendente alojamiento en Galicia que te permitirá dormir sobre el mar
Despertarse mecido por el mar, sintiendo la brisa, recibiendo los primeros rayos de sol, rodeado de naturaleza. De agua, de peces, de aves. Esta experiencia única, una original vuelta de tuerca para las vacaciones de verano, está disponible en Galicia. En concreto, en Muxía, en el corazón de la Costa da Morte.
El silencio, las vistas, la tranquilidad. Estos son los principales valores que destacaron a Daniel Carracedo, promotor y constructor de Refuxio do mar, quienes ya han probado esta vivienda turística flotante recién abierta en el puerto de Muxía a través de la empresa Alma Flotante.
En lugar de habitaciones contiguas, pasillos enmoquetados y ruidos de la vida cotidiana en la calle, el huésped solo verá veleros y embarcaciones a su alrededor, si bien este alojamiento está enclavado en una plaza «muy solitaria» del muelle, lejos de los otros barcos, lo que garantiza «mucha intimidad» a la vez que se está a apenas un minuto caminando del centro del pueblo.
Embarcación matriculada y asegurada
En el origen del proyecto está precisamente el espíritu de exploración y el gusto por el mar. «Fue una idea que tuvimos mi pareja y yo después de viajar varias veces a las islas Azores», explica Carracedo, quien precisamente tenía el conocimiento y los medios para llevarla a cabo, puesto que dirige, junto con su hermano Javier, Astilleros Fibramar, la empresa que fundó en Laxe justo hace cuatro décadas su padre, Jesús Manuel.
«Fue una idea así sobre la marcha y le dimos muchas formas antes de iniciar la fabricación», recuerda Carracedo. «Decidimos hacerlo monocasco. Los que hay por ahí fabricados son de tipo catamarán y yo lo adapté a mi forma de trabajo; la verdad es que fue un éxito».
Lo cierto es que esta vivienda flotante incluso podría salir a navegar a la ría, puesto que está matriculada y asegurada, si bien, por ahora, este «extra» no entra en los planes. «De momento este año no nos interesa; sí navega, pero haría falta un patrón, porque su maniobrabilidad no es fácil para atracar y salir», explica el jefe de operaciones de Fibramar.
Garantía contra el mareo
Estas anómalas características de navegabilidad tienen una razón de ser: Refuxio do mar tiene más estabilidad que un barco convencional, como los que suelen encontrarse acondicionados para alojamiento turístico en otros puertos. Es decir, que hay cierta garantía contra el mareo.
«Seguro que no te mareas, porque es plano por abajo y, por eso, no hay sensación de balanceo. Sí de que estás flotando, porque sientes un ligero vaivén, pero está amarrado en el pantalán y los pantalanes de Muxía son súper abrigados, o sea que da para alojarse durante todo el año sin problema ninguno», recalca Carracedo, que insiste en que es apto, e incluso más estimulante, para «gente inexperta en el mar«. «Hay que probarlo para vivirlo, para saber lo que se siente», incita.
«Al final es un apartamento flotante con las características de un barco pero con lascomodidades de un apartamento pequeño», resume. Tiene una entrada con terraza, un salón-comedor con un sofá cama y un módulo de cocina con máquina de café, microondas y nevera. A la derecha aparece un habitáculo con ducha, lavamanos e inodoro. Más al interior hay una amplia habitación con cama matrimonio y vistas de casi 360 grados. Aparte de la que sirve de entrada, cuenta con otras dos terrazas: una a popa, con escaleras que bajan al nivel del mar, y otra en la parte superior del barco, con tumbonas. A ello se suma el aire acondicionado, la televisión de pantalla plana y el wifi.
En total, son nueve metros y medio de eslora por tres de manga, y el servicio de agua y de electricidad lo toma del pantalán.
Para parejas y familias
Abierto desde finales de junio, después de haber superado con nota una fase de prueba a cargo de los amigos de más confianza de la pareja, Refuxio do mar está empezando a posicionarse en las principales plataformas de reserva de alojamiento turístico y en las redes sociales, y ya cuenta con anotaciones para agosto. La previsión es que, en temporada alta, cueste en torno a 215 euros la noche, «más o menos».
Está pensado para dos o tres personas, lo que apunta a parejas y familias como principales candidatos a disfrutar de esta experiencia que, en el fondo, conecta directamente con la esencia y la forma de vida de los habitantes de la Costa da Morte, tan estrechamente ligada al mar.
Pero su ubicación en el límite occidental de Europa también responde a criterios de negocio, situada en el curso del Camino de Santiago y del Camiño dos Faros, así como al pie del Santuario da Virxe da Barca, entre otros enclaves fundamentales del turismo gallego.
De cómo se desenvuelva esta propuesta dependerá que Carracedo y su pareja se animen a expandir el negocio a otros puertos de Galicia. Pero, en este primer compás, toca ir observando el funcionamiento de Refuxio do mar.
«Ahora mismo tenemos en cartera mucho trabajo en el astillero y esto lo hicimos un poco en las horas libres», admite. «Iremos viendo si hay demanda» a la vez que esta vivienda turística ejerce como «escaparate» para Fibramar, de cara a fabricar modelos por encargo para terceros.
Galicia, alojamiento distinto
En todo caso, está comprobado que Galicia es tierra de alojamientos singulares.
De hecho, pasar la noche en una embarcación amarrada a puerto es posible asimismo en Vigo, Sanxenxo, Baiona, Cangas o Ribadeo, según puede comprobarse buscando en plataformas como Booking o Airbnb. El propio Carracedo informa de que algunas de estas casas flotantes proceden de subastas del stock de astilleros en quiebra, lo que arroja una cierta imagen simbólica sobre las tendencias de la economía gallega.
Buen ejemplo de esta originalidad son los apartamentos Mi Tesoro, en Viveiro, que emulan las casitas de los hobbits imaginados por J.R.R. Tolkien. También de película es La casa Barbie, en Corcubión, donde uno puede sentirse por una noche como la popular muñeca de Mattel.
Hay otros cuya fama está consolidada ya en todo el país y más allá de sus fronteras, como las Cabañitas del Bosque, en Outes, cuyo modelo se ha ido extendiendo por otras partes de la comunidad gallega.
Además, los faros se están convirtiendo en uno de los grandes objetos de deseo del sector, reformados para ofrecer todo tipo de comodidades a los visitantes que quieran disfrutar de un entorno insólito. Ahí está el de Illa Pancha, en Ribadeo, aunque hay otros transformados en hoteles en Fisterra, Baiona, Mañón o Carnota.