Chubut | Un proyecto sustentable con raíz tehuelche en Río Mayo
Dice el poeta que “lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”. Los hermanos Mazquiarán lo saben. Por eso, en el corazón de la Patagonia argentina hundieron sus raíces en el idioma tehuelche que llamaba al guanaco como “GuenGuel” – que traducido quiere decir ““barriga blanca” – y le dieron luz verde a un proyecto productivo y turístico que viene de antes, pero que no se queda en el pasado, sino que se proyecta con ansias hacia el futuro.
Por José Cáceres*
La iniciativa tiene escenario en una espectacular estancia llamada Don José, en el pueblo de Río Mayo, provincia de Chubut, ruta obligada por los míticos viajeros de la Ruta 40, Capital Nacional de la Esquila y lugar de paso hacia el corredor bioceánico. Allí confluyen los tres emprendimientos de la familia Mazquiarán: el establecimiento Don José les permite estar en contacto con la naturaleza y reencontrarte con su grupo familiar, compartiendo y disfrutando de diferentes actividades rurales, de esparcimiento o simplemente descansando al aire libre.
También allí se puede conocer los alcances del emprendimiento GuenGuel, basado en la cría sustentable del guanaco para la producción de fibras finas especiales de la Patagonia y el agregado de la cadena de valor hasta el diseño y tejido de sus prendas, desde 1998. Hace poco tiempo, uno de los hermanos Mazquiarán, Nelson, le señaló a la BBC que no tiene dudas sobre el potencial de este animal: «El guanaco es la ganadería del futuro de la Patagonia», le aseguró.
Y aprovechando el manantial de agua pura y cristalina que pasa por debajo del extenso territorio de la estancia, se creó una línea de agua mineral con el magnífico líquido del corazón de la tierra. Orizon se llama la marca.
Norma Mazquiarán haba rápido porque tiene mucho para contar. Es la secretaria de turismo de Río Mayo y una de las propietarias de la estancia Don José, donde junto a sus hermanos lleva adelante el proyecto Guenguel. Acaba de cocinar para un grupo de visitantes un plato que fue aplaudido por su exquisitez. Y cuenta: “Me ocupo personalmente de la casa de huéspedes y de la cocina de campo”, y agregó: “Mis hermanos Juan José y Nelson continúan con el emprendimiento familiar de producción ovina que tantos premios nacionales nos ha brindado”.
Norma, también nos cuenta sobre línea de agua mineral que se llama Orizon y que se embotella de un manantial de agua pura y fresca que pasa por la estancia. El sello “Full Organic”, una cualidad que pocos lugares en el mundo pueden ostentar y que avala la calidad del campo y el manejo de la producción es para Norma, un verdadero orgullo. “En la pandemia aprovechamos para hacer más habitaciones para hospedar a visitantes”, dice y confía que una vez que le “ganemos” a la pandemia va a resurgir un importante corredor turístico local.
Claro que en Río Mayo hay otros atractivos para celebrar la naturaleza. “La pospandemia va a necesitar de encuentros”, nos remarca Norma. Y este pueblo de la localidad del departamento Río Senguer, en el sudoeste de la provincia del Chubut, es sin duda una buena opción para llevarlo a cabo.
Río Mayo cuenta con los servicios indispensables para el visitante y permite además la práctica de actividades tales como pesca deportiva, cabalgatas, ciclismo de montaña y senderismo. Toda la información está disponible en línea en el sitio web
Río Mayo siempre fue sitio de encuentro. Primero con los originarios tehuelches, después con los criollos que transportaban la lana producto de la esquila que aprovechaban a descansar en el ojo de agua, la naciente de un río que hoy está en la plaza principal del poblado. Una carreta de aquel entonces lo recuerda.
También es lugar de encuentro para los peones del campo, cuando en enero se realiza la Fiesta Nacional de la Esquila, con música, canto y danza.
*José Cáceres es periodista del Seminario Ruta 40 UNLP