El sur de Brasil está más cerca de los argentinos
En abril se inauguran vuelos directos entre Buenos Aires, Brasília, Curitiba y Porto Alegre. Habrá más conexiones desde la Argentina, con cuatro frecuencias semanales hacia tres increíbles ciudades brasileñas y determinadas por múltiples atracciones, historia, gastronomía, naturaleza, cultura y negocios.
Aerolíneas Argentinas, anunció la apertura de tres nuevos vuelos directos que conectarán a la Argentina con su capital Brasilia, Curitiba -capital de Paraná- y Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, con cuatro frecuencias semanales, desde el mes de abril.
Más info sobre qué hacer en esas ciudades, a continuación.
Brasilia, naturaleza y museo a cielo abierto
Fundada el 21 de abril de 1960, la joven ciudad impacta aún por su apuesta arquitectónica futurista, diseñada por el urbanista Lucio Costa, quien la ideó con una simbólica forma de avión. Sus principales edificios fueron concebidos por el legendario arquitecto Oscar Niemeyer, ganador del Premio Pritzker en 1988, considerado como el Nobel de la arquitectura.
El paseo por el Plano Piloto y la explanada de los ministerios es una opción excluyente al visitar la ciudad, que encanta por el verdor de su entorno, a la vera del lago Paranoá. El Palacio de Planalto es el domicilio oficial del presidente, y se puede visitar los domingos de 9 a 14, con visitas guiadas de 20 minutos. El Palacio de la Alborada, residencia presidencial, forma parte de un circuito de edificios públicos construidos como parte del plan maestro de la ciudad, con el agua y el verde como integrantes. Para ver la ciudad desde arriba, lo ideal es subir a la Torre de TV, ubicada en el centro en la explanada de los ministerios, detrás de la estación de ómnibus de la ciudad.
Otros atractivos son el Jardín Botánico y el Parque Agua Mineral (preferiblemente durante la mañana, cuando se ven ejemplares de fauna nativa), y los paseos en barco por el lago. Dentro del legado arquitectónico, además de los edificios públicos como el Palacio de Itamaraty, el Congreso con sus cúpulas invertidas y la Plaza de los Tres Poderes, vale la pena conocer la Catedral Metropolitana, primer monumento construido en Brasilia. Con 40 metros de altura y 16 arcos de concreto rodeados por un espejo de agua, es uno de los legados de Niemeyer, quien aseguraba sobre Brasilia que «te puede gustar o no la ciudad, pero no podrás decir que has visto antes algo igual». En el circuito céntrico, el Centro Cultural Banco do Brasil es un polo de encuentro entre arte y naturaleza, con museos al aire libre y la mejor agenda cultural de la ciudad.
Entre los imprescindibles de la capital brasileña, el Pontão do Lago Sul es una mezcla de muelle con punto de encuentro social lleno de bares con vista al río, que suele gustar a todos los públicos. Al disponer de transporte público sólo en circuitos limitados, Brasilia impone el uso del auto para la mayoría de los recorridos, una ventaja para aventurarse a recorrer los alrededores de la ciudad, en donde existen diversas haciendas convertidas en parques ecológicos para pasar el día entre fauna nativa, ríos, cascadas y comidas típicas. Los meses de lluvias intensas suelen ser enero y febrero, pero de resto, Brasilia ofrece un clima seco y soleado, aunque en julio puede estar más frío de lo usual.
Curitiba, la ciudad verde
Al sur de Brasil está Curitiba, su ciudad más verde y capital del estado de Paraná que suele recibir apodos como «ciudad sonrisa» o “ciudad ecológica”. Planificación, ecología y calidad de vida, son las tres premisas que sentaron las bases de la Curitiba de estos tiempos. En la década de 1970 el arquitecto y alcalde Jaime Lerner presentó un proyecto de planificación urbana basada en el desarrollo sostenible, con miras a la integración de la urbe al medio ambiente, que incluía una ampliación de la red de transporte público, la peatonalización del centro histórico y la proliferación de terrazas verdes. Esta conciencia ha hecho que en Curitiba hoy sea posible intercambiar desechos domésticos por comida o boletos de autobús.
El parque icónico de la ciudad es el Jardín Botánico y es famoso en el mundo por su invernadero de vidrio conocido como «estufa», inspirado en el Palacio de Cristal de Londres. Sus 245 mil metros cuadrados incluyen un bosque de araucarias y gran variedad de jardines. Recibe a por lo menos un millón de visitantes por año. Está abierto de lunes a domingo en el horario de las seis de la mañana a las ocho de la noche (6 a 20 hs en verano), y de seis de la mañana a las 7:30 de la noche (6 a 19:30 hs en invierno). La entrada es gratuita.
Otros parques referenciales de Curitiba son el Parque Barigui, el Tanguá y el Das Pedreiras que alberga al teatro de la Ópera del Alambre, uno de los más visitados por los amantes del Bel canto del mundo. Históricamente, Curitiba ha recibido a cientos de miles de inmigrantes de los cinco continentes, por eso muchos de sus parques cuentan con monumentos conmemorativos a inmigrantes, polacos, árabes, ucranianos y alemanes que poblaron la ciudad en los siglos XIX y XX, que han dejado su legado en la cultura de la ciudad.
Porto Alegre, una joya del sur
La capital de Río Grande do Sur es un polo de negocios, gastronomía y naturaleza, esencia de la cultura gaúcha. Como a muchas urbes brasileñas, a Porto Alegre llegaron miles de inmigrantes, fundamentalmente de Alemania e Italia. Esta impronta se refleja en la arquitectura y en la gastronomía, un sincretismo cultural con trazos similares a los de Argentina, pero donde la gran diferencia radica en la forma de cocinar la carne: churrasco versus asado; espeto corrido versus plato único.
El río Guaíba es el alma de Porto Alegre y en sus márgenes los nativos y visitantes pueden regodearse con uno de los momentos más esperados del día; la puesta del sol. Rayos de color dorado y naranja tapizan el cielo de la ciudad y los 72 kilómetros de los márgenes del Guaíba albergan bares, restaurantes y centros culturales para todos los gustos. Otro imperdible de la capital gaúcha es el Jardín Botánico, que puede visitarse de martes a domingo de 8 a 17 horas.
Porto Alegre es una de las ciudades más arborizadas de Brasil y uno de sus símbolos es el Parque Farroupilha, más conocido como Parque da Redenção, que se extiende por 40 hectáreas de jardines, campos para la práctica de deportes, parques infantiles y cafés a las orillas de un lago artificial. En el centro de la ciudad está el Museo de Arte de Rio Grande do Sul (Margs), que ofrece una interesante colección dedicada a artistas gaúchos. También hay espacios para la exhibición del arte de creadores latinoamericanos. Y para los aficionados del fútbol, una pasada por el Arena do Gremio -sede del equipo local- es ineludible por una razón: está en la entrada a la ciudad, en el barrio Farapos y, por su condición multiuso es la sede de eventos musicales, además de los deportivos.
A 100 km de Porto Alegre están los clásicos turísticos de la sierra gaúcha: Gramado, Canela y el complejo vitivinícola brasileño -el más conocido es Bento Gonçalves- con múltiples opciones de senderismo, catas y gastronomía.