Febrero riojano se disfruta todo el año
Febrero para los riojanos es Chaya. Y Febrero Riojano es el vino que produce la bodega estatal riojana que celebra su 10 aniversario. El Director de la empresa, Daniel Vega cuenta el crecimiento y celebra con lanzamientos de productos nuevos. Vinos, espumantes y la transformación del viñedo con prácticas agroecológicas.
La sanidad del clima y la amplitud térmica complementan un terruño con fuerte historia en la vitivinicultura argentina. Con viñedos a 1400 msnm, Bodega de Aminga es una parada imperdible en el corredor de La Costa Riojana en donde además se puede conocer un sinfín de pueblos plenos de encanto.
Cabernet, Bonarda, Malbec y el magnífico Torrontés Riojano se destacan en Aminga a tan sólo 80 kilómetros de la ciudad capital de La Rioja. Celebran su décimo aniversario de esta nueva etapa de la bodega, que con algunas interrupciones, tiene en su haber una historia de más de 75 años impulsando la vitivinicultura riojana y, por supuesto, argentina.
Para Daniel Vega, director de la Bodega de Aminga, “los vinos que elaboramos en Aminga son un homenaje a la tradición, a la historia del pueblo riojano y a su cultura”, dice y se refiere a la tradición que en este territorio, junto con la industria vitivinícola actual, cada año celebra a la bebida nacional. Febrero para los riojanos es Chaya. Y Chaya es más que el típico carnaval del mes de febrero. Es una cita cada verano con la cosecha y con la fiesta popular durante todo el mes, y en la que cada año se renueva el encuentro cultural más popular del norte argentino.
“En La Rioja sentimos orgullo por las vides de zona cálida que tenemos, y orgullo extra por los vinos que hacemos desde hace años, porque algunos hemos nacido en la viña”, cuenta Vega y describe sus primeros años junto a su padre, sus tíos y abuelos en una región donde mencionar su apellido es hablar de vinos, pero también es hablar de resistencia.
Daniel Vega, oriundo de Vichigasta, departamento Chilecito, terminó la escuela Normal y, como la mayoría de los nacidos en los años sesenta en el norte del país, tuvo que emigrar a una ciudad para formarse profesionalmente. Después de treinta años de vivir en Buenos Aires y viajar por el mundo, cumplió la promesa que a los 17 años se hizo cuando dejó su pueblo donde creció y donde aprendió los secreto de la vitinivicultura: ¨Volveré a La Rioja para seguir haciendo vino¨. A fines 2012, dejó su trabajo en Buenos Aires, visitó durante unos meses bodegas en España y Francia para comprender aún más la historia de esta producción y luego se estableció en su provincia de origen dispuesto a continuar con la tradición familiar. A mediados de 2013 comenzó a trabajar en Bodega de Aminga y, junto con un selecto grupo de personas que creyeron en utopías, desarrollaron y potenciaron Febrero Riojano, el vino con el que la empresa estatal busca posicionar a La Rioja en el lugar que le corresponde dentro de la vitivinicultura nacional.
El marco paisajístico de la Bodega de Aminga es una maravilla al pie del cordón del Velasco, un valle que sorprende a los visitantes cuando llegan a recorrer la Ruta Nacional 75 en suelo riojano que une unos diez pueblos del tramo conocido como “Costa Riojana´´ y en donde el pueblo de Aminga se distingue como cabecera del departamento Castro Barros, con su historia de pioneros y continuadores de los Diaguitas y de sus tradiciones.
El edificio donde funciona la planta elaboradora se construyó en 1948 para contener a los productores vitivinícolas de la zona. Sin embargo a fines de los años 80, fue abandonado a causa de la hiper inflación, que se llevó por encima la bonanza vitivinícola que Aminga había vivido hasta esos momentos, y transmutó en cultivo de nogales y olivas.
Durante 2012, el Gobierno provincial incluyó a la vieja y abandonada bodega en un plan de reactivación de industria en el interior. Invirtió en la reactivación y, antes de que los tranquilos habitantes de Aminga se espabilaran, la bodega volvió a la vida. Y esa resurrección, mágicamente, le dio nueva vida a Aminga. Hoy 25 familias dependen de esta industria vitivinícola en pleno crecimiento. A ello se suman los empleados temporarios en tiempos de cosecha, poda y atada.
Puesto que con el tiempo los olivos y nogales habían desplazado a la viña, fue necesario plantar una finca con varietales de uva para vinitificar que respondiera a las demandas actuales del mercado. La finca Pampa del Viento, implantada en 2012 abarca unas 60 hectáreas destinadas a abastecer exclusivamente a la Bodega de Aminga con el compromiso de elaborar el Auténtico Vino Riojano. ´´No compramos ni uva ni vino, sólo elaboramos con la uva que produce nuestra finca, garantizando así al consumidor de Febrero el origen riojano del producto´´, destaca el Director de la empresa.
A 10 años de la vuelta a la actividad, la bodega produce vinos Malbec, Bonarda, Cabernet Sauvignon, Syrah, Ancellotta y, por supuesto, Torrontés Riojano. Para celebrar esta primera década lanzan este año nuevas marcas: Febrero Mítico es la primera de ellas. En octubre lanzó Febrero Altanero, un vino de alto vuelo. También el esperado por muchos: Torrontés Blanco Dulce Natural y, para terminar el festejo, el Febrero Riojano Espumante Rosé con el que todo el personal de la empresa planea brindar en estas fiestas, cerrar esta etapa y seguir apostando al crecimiento.
Más datos:
Febrero Riojano, Mítico y pronto otras marcas, se comercializan en vinotecas de ditintas ciudades del país.
En Facebook: Bodega de Aminga, en IG @febreroriojano
Para visitar: Unos 80 km desde la Capital de La Rioja, por Ruta 75 a 600 metros del acceso al pueblo de Aminga. Se puede degustar vinos y comprar a precio promocional.
Para agendar: Si se programa la visita con antelación al teléfono 03825 558178, el visitante será guiado por el mismo Director de la Bodega y se puede acceder a promociones especiales y obsequios.