Cómo es la increíble ruta volcánica de Córdoba

El departamento de Pocho, al noroeste de la provincia de Córdoba, alberga una cadena de cráteres de la era cenozoica que se pueden visitar mediante una excursión con acampe incluído. Una travesía de tres días ideal para los amantes del turismo aventura.

Sin dudas, Córdoba es una caja de sorpresas. No sólo tiene atractivos emblemáticos como Villa General Belgrano, capital del mítico festival cervecero de colectividades Oktoberfest, una exclusiva ruta del vino y una villa alpina con inspiración centroeuropea como lo es La Cumbrecita, sino que su geografía también contiene una decena de volcanes inactivos formados hace millones de años, que esconden verdaderos tesoros arqueológicos y son la excursión perfecta para los que aman las aventuras.

Se trata de los Volcanes de Pocho -al noroeste de la provincia, cerca de las localidades de Taninga y Salsacate- que se pueden visitar en una excursión de tres días que adentra a los visitantes en este territorio moldeado por la naturaleza. Sitio que aún conserva restos fosilizados de los productos volcánicos emitidos por esta cadena de volcanes que se escondían en las entrañas de la cadena de sierras de Pocho hace más de siete millones de años, en la primera etapa de la era cenozoica.

Aunque se encuentren inactivos, hay tres de sus picos que aún siguen en pie. La Ciénaga, de 1300 metros de altura, da la bienvenida con su forma cónica. Luego está el cerro Poca, de 1600 metros, oculto entre los denominados cerros Azules y Yerba Buena, que con sus 1760 metros sobre el nivel del mar, es el punto más alto de las Sierras de Pocho.

La aventura comienza a las 10:30 de la mañana, en el punto de encuentro que es la plaza de Salsacate y de allí los contingentes parten a la primera parada que es el volcán Ciénaga, donde se inicia el ascenso. 

Desde allí, es un recorrido de 5 km con 300 metros de desnivel desde la finca Posada del Volcán, que es el portal de ingreso. Una vez allí, los visitantes rodearán el Ciénaga -aproximadamente 10 km- atravesando campos, monte y palmas caranday hasta el campamento base del cerro Poca en Alto de la Cruz. El tiempo de marcha total es de ocho horas hasta plantar campamento en la base del cerro Poca, lugar donde se pasará la primera noche.

El desafío continúa el segundo día, con el objetivo de hacer cumbre en el cerro Poca y almorzar avistando cóndores, aves típicas de la zona. En total, la travesía es de 15 km y 500 metros de desnivel en ascenso, en ocho horas de marcha. Una vez desarmado el campamento, el tercer día consiste en una caminata por el margen del arroyo Cañada de Salas hasta el pueblo homónimo, a los pies del cerro Veliz y luego comenzar el ascenso al cerro Corralón, elevado a 1200 metros sobre el nivel del mar.

Los visitantes podrán ingresar al cráter del volcán, que antiguamente los pobladores locales utilizaban como corral para los animales. A lo largo de las dos horas de marcha, los turistas se toparán con algunos sitios históricos y vestigios arqueológicos como aleros y morteros utilizados por los Comechingones, aborígenes que poblaban el lugar. El recorrido termina en el puesto Don Chavalo Morán, donde espera el transfer que devuelve los contingentes a Salsacate, para un merecido almuerzo de cierre.

Todo aquel que quiera emprender la travesía debe llevar una bolsa de dormir para el momento del acampe, debido a que la temperatura en la zona puede descender a los 10 grados. Por eso también es clave llevar ropa de abrigo y un calzado adecuado para hacer trekking. 

Además, se recomienda llevar sombrero o gorro de lana, guantes y cuello polar. A pesar del frío, el sol suele ser muy fuerte en la altura, así que el protector solar y los lentes son infaltables. Por último, los guías aconsejan llevar linterna, bolsa de nylon y alguna prenda impermeable.

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