Granero es una invitación a entrar en contacto con lo natural.

Ubicado en Tigre, en Rincón de Milberg, provincia de Buenos Aires, el restaurante Granero está cumpliendo su primer año con una noble propuesta que combina huerta propia, horno de barro, carnes seleccionadas y pastas a mano. Todo bajo un concepto sustentable, en un entorno rústico y natural.

Durante la temporada primavera-verano la cita es en Granero, un imponente restaurante de estilo rural que destaca por sus sabores honestos y su atmósfera natural. Este enorme espacio –creado 100% a partir de materiales reciclados– sorprende con un concepto que combina huerta propia, horno de barro, carnes premium, pastas fatta in casa, una cava con más de 120 etiquetas y coctelería por el reconocido Fede Cuco. Un lugar ideal para escapar de la ciudad y vivir un momento diferente de a dos, en familia o con amigos.

El restaurante fue construido sobre un terreno virgen a partir de elementos provenientes de desarmaderos de la zona, maderas rústicas traídas de Misiones y chapas de campo rescatadas. En este escenario, la experiencia se puede vivir desde varios sectores: por un lado, se encuentra el gran salón repleto de plantas y murales, donde se ubican mesones comunitarios, mesas para dos o cuatro personas y un área reservada para reuniones. Acá también se luce la barra de cócteles y un ahumador gigante a modo de decoración. Por otro lado, está la terraza climatizada, otro espacio al aire libre con sillones junto a dos fogoneros, un pintoresco jardín con mesitas ideales para parejas y la huerta de la casa con una mesa comunitaria y bancos para sentarse.

Cabe resaltar que Granero apuesta por la sustentabilidad y el cuidado al medio ambiente: en el techo hay paneles solares que alimentan parte de la energía que utiliza el restaurante y también a una estación de carga de autos y motos eléctricas que está a disposición del público. Además, cuenta con un estacionamiento que alberga 110 autos.

La sabrosa propuesta gastronómica se nutre de vegetales de su huerta, panes caseros, carnes de novillos seleccionados y masas de elaboración propia.

Para empezar, las empanadas fritas de carne cortada a cuchillo, la fainá Fugazza con queso de cabra y repollitos de Bruselas, y el carpaccio de lomo (con pickles de mostaza, alcaparras fritas, parmesano y brotes de rúcula) son algunas de las opciones más elegidas.

Seguidamente, ofrecen platos fuertes como los canelones gratinados de cordero braseado (con parmesano, pomodoro y espinaca); el lomo de ciervo con cremoso de papa, cebollas asadas y chucrut; y los fettuccine al huevo con ragout de hongos de pino y tomate. Las preparaciones al grill merecen un capítulo aparte y sobresale el chuletón de ojo de bife de 800 gramos, el asado del centro con cinco costillas y el lomo especiado con hierbas, entre otras. De la huerta proponen platos como el hummus de remolacha con palta, zucchinis, hojas verdes, cebolla morada, pepino, pimientos y chile; la coliflor asada con mix de verdes, alubias escabechadas en casa, emulsión de ajo negro, zucchinis y rabanitos laminados; y las calabazas glaseadas con mix de verdes, mango, pickles de zanahoria y maní al curry.

Su carta de postres también llama la atención de la mano de clásicos reversionados, como la mousse de chocolate belga al 70% con crumble de castañas de cajú y naranja en texturas (apta celíacos); el curry de frutas con helado de lima limón y cracker de arroz; y la creme brulée de banana con helado de dulce de leche y lámina de chocolate.

La cocina se marida con más de 120 vinos (entre modernos y clásicos), una selección de cervezas artesanales y una carta de cócteles especialmente diseñada por el mixólogo Fede Cuco. Algunas sugerencias para el brindis son el Bellini a la birra (espumante de cordial de cerveza e hibiscus), el Granero Amarillo (gin, lemoncello, cordial de lima y tónica) y el Gimlet de pomelo (vodka con almíbar de pomelo rosado y pomelo blanco).

Granero es una invitación a entrar en contacto con lo natural.

Granero

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